En este artículo analizo los resultados de estudios sobre infiltración intraarticular y otros tratamientos
En la artrosis de la articulación de la cadera, la capa de cartílago en el surco entre la cabeza del fémur y la cadera se desgasta gradualmente
La cadera es la segunda articulación más afectada por la artrosis en nuestro cuerpo. La articulación de la cadera es compleja y está formada por la unión del “encaje” entre la cabeza del fémur y el acetábulo, como llamamos al “encaje” de la pelvis. Esta articulación permite movimientos especiales, que permiten el caminar erguido del ser humano. En cada paso, hay una carga en una de las caderas, que es de tres a cuatro veces el peso corporal. El choque a la cadera es absorbido por los ligamentos y músculos de la cadera y de la región lumbar.
Artrosis de la articulación de la cadera
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Los síntomas comienzan levemente con dolor en la región de la ingle que puede irradiarse a la región glútea y, con la progresión de la artrosis de cadera, hay dolor fuerte y restricción de movimiento.
En la evolución, el dolor puede aparecer durante las actividades de la vida diaria y existe un deterioro real del rendimiento deportivo. Movimientos como ponerse los zapatos, cortarse las uñas de los pies y entrar y salir del coche comienzan a ser un poco más difíciles debido a la pérdida del movimiento de las articulaciones. Con el empeoramiento de la afección, aparecen el dolor nocturno y la rigidez matutina. En esta etapa más avanzada, la verdadera pérdida de calidad de vida comienza cuando la persona deja de hacer lo que disfrutaba.
El tratamiento definitivo es la autoplastia total de cadera, cirugía en la que toda la articulación es reemplazada por la prótesis, compuesta de una aleación de titanio-cromo-cobalto. Aunque el diseño de las prótesis ha evolucionado mucho en los últimos años y permite el retorno al deporte en algunos casos, se cree que cuanto mayor es el impacto, mayores son las posibilidades de evolución hacia la liberación. Por lo tanto, cuanto más tiempo se retrase la cirugía, mejor. Y, por esta razón, se han descrito y estudiado técnicas alternativas que pueden aliviar el dolor y mantener activo al individuo.
Ácido hialurónico
A principios de la década de 2000, el producto comenzó a utilizarse a mayor escala en pacientes con artrosis, especialmente en la rodilla, y la molécula era inicialmente de alto peso molecular.
En los últimos 15 años, los estudios han demostrado que las moléculas de peso medio y bajo aportan los llamados efectos “condroprotectores” mejorando el entorno fisiológico de una articulación osteoartrítica, restaurando la viscoelasticidad, reduciendo la fricción y mejorando la movilidad.
Por esta razón, comenzó a utilizarse en otras articulaciones del cuerpo. Entre ellas, en la cadera, se cree que la inyección directa de ácido hialurónico en el espacio articular permitiría lograr una alta concentración con dosis bajas, aumentando la permanencia en la articulación, con mejor respuesta terapéutica.
Esto trajo una gran controversia a la comunidad científica, planteando la siguiente pregunta:
¿No podría este alivio de los síntomas y la vuelta al deporte llevar a una destrucción aún mayor de la cadera?
Para responder a esta pregunta, en los últimos tres años se han publicado estudios de gran importancia en revistas científicas de renombre como la American Journal of Sports Medicine. Uno de ellos me llamó la atención porque es una revisión sistemática, un estudio secundario, que pretende recoger estudios similares, publicados o no, evaluándolos críticamente en su metodología y recogiéndolos en un análisis estadístico, el re-análisis, cuando sea posible.
Los resultados sugieren que el alivio del dolor obtenido con una inyección intraarticular de cadera apoya el diagnóstico de artrosis y que tiene mejores resultados en los casos iniciales, con casos de alivio terapéutico hasta en 12 meses; y que la respuesta negativa a corto plazo sería una indicación de la necesidad real de una prótesis total de cadera.
Referências:
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